Por ahora, las 35 etnias, estamos en otra etapa, el pueblo indígena venezolano, sabe que la lucha por la independencia continua, que lo que ocurrió en 1810, fue una traición de la oligarquía, traición con la que se apoderaron de la República, convirtiéndola en un aparato exclusivo y excluyente, de despotismo social, cultural y político. Lo de 1999, fue una resarcisión social del daño causado a los pueblos indígenas, a través del reconocimiento de los derechos originarios y la participación protagónica en el destino de la Nación Grande y la Indígena, pero como un gran todo, sin fisuras, sin sospechas, sin temores e incorporándonos a los cimientos de la pluriculturalidad, multilingüismo y multietnismo. Somos pueblos con Soberanía y Estado definido.
El movimiento indígena venezolano, no se ha desarrollado lo suficientemente para negociar las demandas políticas, espirituales, sociales y culturales, siempre han sido los interlocutores los que no han representado, y en algunos casos se han parcializado con el oponente en perjuicio de los pueblos indígenas, sin embargo desde 1975, comenzó a gestarse un verdadero cambio en la forma de hacer política pública indígena, con la participación de jóvenes lideres, proactivos, profesionales y técnicos, pero al poco andar de la institucionalidad que surge de estas negociaciones, los principales dirigentes fueron reclutados por los partidos políticos, iglesias, Ongs, fundaciones, etcétera, y los insertaron en la institucionalidad recién surgida de estas negociaciones, quedando las comunidades y organizaciones indígenas, con un discurso antiestatal , una orfandad jurídica y un paternalismo del Estado.
Entonces, ahora nuestra efectiva participación como actores políticos depende de tres condiciones: aprovechar y generar las oportunidades; cultivar cualidades en el liderazgo indígena para trabajar el tema político, y contar con una sólida base social. No es suficiente el nombramiento o la proclamación que hacen las organizaciones, la proclamación debe iniciarse desde el seno familiar, continuar con la comunidad, en el contexto intercomunal y finalmente llegar al ámbito de pueblo indígena, y para ello se debe contar con personas altamente calificadas para desempeñar cargos públicos. Tal como lo plantea el político indígena aymara, pedagogo, Víctor Hugo Cárdenas, al establece un diagnóstico latinoamericano sobre la irrupción del movimiento indígena.
El Movimiento Indígena defiende el régimen de comunidades, el cual no será la vuelta a los sistemas primitivos que ha conocido la humanidad, sino que llegaremos a él por la culminación del desarrollo y el proceso de transculturación y actualización de la mejoras en las condiciones de calidad que vida que nos proporciona los aportes científicos indígenas y no indígenas. Nos queremos que nos vean como objetos folclóricos en museos, en campos de concentración, en resguardos indígenas, en cines, NO. Queremos también disfrutar de las bondades y los aportes científicos de las otras culturas, pero no digan ahora que somos una sociedad indígena consumista y capitalista. Veannos, como lo que somos: indígenas, pueblos, ciudadanos y cultura original propia.
Tampoco el movimiento no pretende eliminar las comunidades, sino perfeccionar el modelo de autodeterminación del destino de los pueblos indígenas, basado en el nuevo concepto de una República Socialista, democrática y revolucionaria.
No queremos que defiendan el régimen de indios, porque respetan nuestras costumbres, el idioma y la idiosincrasia particular de nuestra razón de ser, sino porque es un derecho inalienable y universal de los pueblos indígenas de la humanidad.
"Hay un movimiento que no vemos ni escuchamos; un río que va a encontrar caudales con una fuerza impresionante, y que va a arrastrar a otros países", En América latina "se está tejiendo una nueva red de relaciones de liderazgos indígenas que puede derivar en una situación conflictiva supranacional. Habrá en un futuro próximo un encadenamiento de los conflictos, debido a la situación de extrema pobreza, incluso en países en aparente calma", por ello estamos de acuerdo con la ponencia de Marcos Matías Alonso, Presidente del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América latina y el Caribe.
¿Por qué el movimiento indígena de los últimos años es uno de los más importantes?
“En los últimos decenios, diría. Los movimientos indígenas me parecen la experiencia más interesante de movimientos sociales de América Latina en los últimos años, digamos que de los 60 para acá, porque son los más creativos, los más innovadores; son lo que ilustra de la mejor manera la afirmación de la sociedad civil en países en los cuales tradicionalmente los movimientos sociales iban más ligados al sistema político o al Estado. En cambio, los movimientos indígenas nacen en el exterior, muchas veces como un paso afuera del sistema político. Una nueva cultura política, que no sea la cultura de la izquierda tradicional y tampoco la cultura política populista que ha dominado fuertemente en el siglo XX en América Latina.
"Lo que quiero decir es que el movimiento indígena no es indigenista; el indigenismo era política estatal, era la negación del actor social, y cuando los Estados no tienen ya la capacidad de imponer la política de asimilación y de negación del carácter propio del indígena, entonces sí nace el actor indígena. Esto es en resumen lo que quería decir en relación con la situación en la cual se da la emergencia del movimiento social indígena que en resumen, señalo: "Lo que veo en América Latina es que los indígenas ya no aceptan la imagen que desde afuera se les imponía; ellos lo que quieren es crear su identidad, ya no aceptan la imagen folclórica del indígena, ya no aceptan la imagen turística del indígena, ya no aceptan tampoco ser definidos como objeto de la antropología, ya no quieren ser objetos en los museos".[1]
La ausencia absoluta del debate interno del movimiento indígena, que en otros momentos fuera la razón y esencia de la vida organizativa, la reflexión y el análisis político no está más en la agenda indígena y la falta de un liderazgo indígena, son las causas principales y los males del pensamiento indígena venezolano. Las debililidades se manifiestan en la pérdida de credibilidad de las organizaciones indígenas, la falta de consenso, la consulta con las comunidades, los valores comunitarios, lideres que solo vegetan, la proliferaciones de fundaciones indígenas en manos de indígenas y no indígenas, la lucha por los cargos de elección popular, las dadivas de los gobiernos de turno, la incapacidad de algunos de los lideres y representantes en los cargos de elección popular, el surgimiento de intereses grupales o personales, la falta de ética de su dirigencia, la corrupción de sus lideres, el noviciado y la idoneidad profesional política de los elegidos por la población electoral indígena y no indígena ; son algunas que vienen a sumarse a la errada conducción de una política pública indígena; porque aun permanecen presentes en algunos lideres indígenas, los principios ideológicos de las Repúblicas , los compromisos con las iglesias, las Ongs, las fundaciones, con los partidos políticos del pasado, etcétera. Necesitamos eliminar las medidas paternalistas, el tutelaje jurídico, las acciones estatistas y etnocentrismo, llamadas indigenistas; si no los pueblos indígenas seguiremos siendo: pedigüeños, pobrecitos, mendigos en calles y avenidas de las metrópolis, arrimados en nuestro territorio ancestral, excluidos socialmente en unos espacios geográficos, que aun no sabemos, como los recibiremos: como prenda agraria, comodato, alquiler, venta, donación, etcétera o formaremos parte de la fauna de las ABRAES, aunque el Vaticano, nos dio la condición de seres humanos en la época de la Colonia; porque aun persiste la idea de que los pueblos indígenas son comunidades campesinas en proceso de extinción social. Es por ello que debemos hacer cambios profundos en nuestra forma de hacer política indígena, de negociar los intereses y destino de nuestros pueblos, de nuestra sobrevivencia como pueblos, tomando como premisa la nueva Venezuela: Pluricultural, multiétnica y multilingüe, debemos darle oportunidad a los jóvenes lideres de nuestras comunidades, de las organizaciones con un nuevo perfil político-social, jóvenes y adultos profesionales y técnicos; y dejarle al Consejo de Ancianos de las Comunidades Regionales y Locales y los lideres políticos ancianos, la sabia conducción de los problemas y soluciones de nuestras expectativas como pueblos. Es el momento de elaborar nuestra Agenda Política Indígena con su Nuevo Pensamiento; para realizar transformaciones profundas en nuestra cosmovisión indígena, ante la oportunidad favorable de nuevos escenarios, ante una nueva forma de gobernabilidad: revolucionaria, democrática y socialista.Nuestra identidad originaria, no está comprometida si asimilamos los aportes de otras culturas, como la asiática, la africana o la europea, siempre hemos compartido la transculturación ; pero debemos avanzar en la búsqueda de una mejor calidad de vida de nuestros pueblos, con la garantía de la entrega de nuestros espacios originarios, el reconocimiento de los derechos originarios y respeto de los derechos humanos e internacional humanitario del cual somos sujeto y no objeto como lo pretender visualizar algunas organizaciones internacionales.
La Demarcación de las tierras y el hábitat es la clave del éxito del Movimiento y de los pueblos indígenas, con ello creamos una plataforma sólida para el desarrollo y sobrevivencia de las comunidades indígenas, sino se protege este derecho humano fundamental, se estaría poniendo en riesgo su seguridad y continuidad biológica. “Durante la historia de la humanidad, los pueblos indígenas se han constituido en los protectores y guardianes de los recursos de la biodiversidad, especialmente porque desde sus orígenes han desarrollado técnicas y mecanismos de coexistencia armónica con su entorno natural. Sin embargo, en estos últimos años se vislumbra cada vez más la necesidad del respeto a la relación: desarrollo humano - sostenibilidad ambiental, como la única forma de asegurar el porvenir del planeta, sobre todo luego del deterioro, contaminación y daño que ha causado el proceso de desarrollo intensivo aplicado hasta ahora, de allí surge la necesidad de mirar al concepto de desarrollo desde la concepción indígena para proponer alternativas de futuro.
La visión de los indígenas, respecto al desarrollo sustentable, está impregnada por la cosmovisión indígena que considera a la naturaleza como un todo, que abarca lo material, lo espiritual y humano; es la vida misma y no puede ser utilizada para enriquecerse individualmente. Esta cosmovisión tiene una serie de principios que parten de la idea de que se debe cuidar y respetar al conjunto de seres vivientes que coexisten en el ecosistema, conservar y fomentar la tierra, proteger los productos de consumo humano, para mejorar el nivel de vida de la familia y de la comunidad; proteger los recursos no renovables, incentivar a la comunidad para que cuide su propio ambiente, socializar a nivel de la organización y las comunidades acerca de la conservación del entorno como garantía de una vida digna tanto para las actuales generaciones como para las futuras”.[2]
Somos indígenas, no queremos que nos llamen irracionales, compadres, comadres, ni parientes, deslatresen de esos epítetos que violan nuestra dignidad y gentilicio indiano, tampoco no se refieran a nuestros indígenas, no tenemos el sentido de pertinencia , sino únicamente a la Madre Tierra, tampoco somos patrimonio de la humanidad, sino de la Nación Venezolana.
No queremos más discursos politiqueros, manifiestos de solidaridad, cartas de buenas intenciones, declaraciones de reconocimientos, cartas de compromisos etcétera, queremos la entrega e indemnización de nuestros lugares ancestrales, la mayor participación política en el destino de la nación con sus pueblos indígenas, sin el apoyo económico y de votos de partidos políticos, de los gobiernos, fundaciones, iglesias, Ongs, trasnacionales, del imperio, déjennos decidir con nuestra organizaciones políticas, la pureza y la voluntad de los pueblos indígenas y el futuro de las culturas indígenas, porque corremos el riesgo de hipotecar nuestro destino como pueblo.
Queremos mirar el progreso y el futuro desde nuestro mundo y hacia el interior de él; única manera de superar esa auto castración que significa mirar el progreso, el futuro y hasta el bienestar de nuestros hijos, como algo proveniente del exterior o del extranjero.[3]
MOPIVE
Maracaibo, 30 de enero del 2006
[1] Moderno y creativo, el movimiento de indígenas en AL: Yvon Le Bot
[2] CONCEPTO DEL DESARROLLO SUSTENTABLE Y LOS PUEBLOS INDIGENAS. Lourdes Tibán
[3] INTRODUCCIÓN AL LIBRO.LA SOBERANÍA VULNERADA.Javier Lajo
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